Por Tamer Sarkis Fernández
El DIARIO
UNIDAD ha tenido el honor, el orgullo y el placer de presentar ante el
lector una entrevista a un voluntario internacionalista en Donetsk,
quien, por motivos de seguridad, da en llamarse “Van Markuss”. Este
joven ha pasado varias semanas en la ciudad, llevando a cabo tareas
civiles de apoyo pacífico a la población cercada, mientras, a título de
prensa, cubría la retaguardia del frente defensivo. Al llegar, “Van
Markuss” trazó relación con un batallón comandado por un General
solidario francés, con quien mantuvo interesantes conversaciones
geopolíticas, de inédito valor para construir una perspectiva
internacional de resistencia al mundialismo anglosionista. Tenemos la
intención de reproducir esos diálogos suyos en el futuro.
Afirmaba
Mao Tse Tung que, en determinados contextos, la lucha contra la opresión
nacional es inextricable a la transformación de orden social, pues la
liberación nacional sería, en su fondo, liberación frente a la(s)
clase(s) dominantes del territorio político-administrativo gestor, con
su cosmovisión y su proyecto de ordenamiento nacional y sumisión a
cierta lógica clasista precisa. Tal lógica acumulativa parasitaria sólo puede imponerse a través de la dominación nacional y, por tanto, sobre la organización económica y de fuerzas productivas.
Tal vez
algún día se consolidará y extenderá en Novorrusia aquella conciencia
china respecto de la cuestión nacional en calidad de dimensión ínsita a
una lógica englobante de combate contra las clases antipopulares
(ucranianas y mundiales para el caso que nos ocupa). Un servidor está
convencido de que, en Novorrusia, la cuestión nacional es aquello que la
forma es al contenido, o el fenómeno a la esencia (por decirlo
siguiendo a Marx): forma que refleja y expresa en el plano fenoménico la
esencia de sí misma. La lucha nacional novorrusa es la lucha
internacional de nuestro Género Humano contra su enemigo principal
compuesto de la Superpotencia y su “Pueblo Elegido” de supremacistas
aposentados.
¿Acaso no
es la lectura nacionalista del proceso nada más que el reflejo mecánico
de la realidad –confrontativa, destructiva, competidora a muerte-
diseñada por el anglosionismo, en este caso para Europa?. Son las
fuerzas dinerarias, mediáticas, militares y de inteligencia
“occidentales” aquellas que han puesto en formación y regimiento a
cierto neonazismo “anti-asiatista” que, al asalto etnicida contra el
Este de Ucrania, ha generado su propia antítesis legítima. Y, sin
embargo, las identidades que reflejan los vientos bélicos removidos, y
que son funcionales a esa lógica belicista del mundialismo, empiezan a
deshacerse como un azucarillo en té caliente con sólo recordar la
Ucrania UNA histórica, tan vinculada a Rusia como a Europa sin hallar
jamás contradicción en ello. Cuyos viejos enemigos interiores
terratenientes, contra quienes lucharon los bolcheviques, los populistas
narodniky tanto como los anarquistas, perviven a día de hoy en sus
“nuevos” enemigos sedicentes “europeístas”, vendedores de la patria y de
la tierra a la Bolsa de Chicago y a las patentes germanas bajo
Contratos análogos a los del funesto TTPI entre la Comisión Europea y la
Administración Obama.
Ya en el
siglo XIX Alemania había entronizado en Ucrania un Gobierno títere,
convirtiendo el país en un Estado más torpedero que tapón contra la
Rusia zarista, al que, sin embargo, ésta última no enfrentaría con
éxito, en parte porque los ucranianos percibían, en los Zares, el báculo
de un imperio, con voluntad de extenderse también a su costa. Serían
los bolcheviques quienes, con el Ejército Rojo, lograrían desbancar a
ese gobierno agresivo pro-germano, justamente porque pudieron contar con
el apoyo interno de parte de las masas ucranianas. ¿La historia se
repite hoy? O, preguntado en otras palabras: contra el divisionismo
fratricida de las identidades amasadas y puestas a confrontarse por
todos los Bernard Henry Levi y todos los cizañeros curiosamente
globalistas, paladines de un cosmopolitismo de mercado afronterizo,
¿acaso no continúa residiendo en la ideología de clase la clave de
materializar una perspectiva, para Ucrania toda, antagónica a los
presentes manejos “occidentales”?
ENTREVISTADOR (Tamer Sarkis Fernández). “Nacionalistas”,
“separatistas”, “etnicistas”, “fascistas”, “antifascistas”,
“pro-rusos”, “comunistas”… Las gentes armadas de Novorrusia han sido
objeto de calificativos distintos en los medios de comunicación
oficiales y en sus tentáculos sociopolíticos. ¿Por qué y contra qué combate el pueblo novorruso?
VAN MARKUSS.
Todas las etiquetas incorporan en sí una minucia sesgada de verdad, y
por eso mismo todas mienten de fondo. Y mienten porque la cuestión de la
filiación –de una o de otra-, lejos de constituir la cuestión,
no es más que la coartada “occidental” para desacreditar al pueblo
oprimido por el Régimen Maidan. Hay quienes, mirando las cosas desde
fuera, desde lejos y desde una relativa tranquilidad, se empeñan en
figurarse los acontecimientos como si formaran parte de un proceso
“ideológico avanzado”. Estas fabulaciones “puras” son tan idealistas
como peligrosas y contra-producentes, pues sirven en bandeja cierto
discurso establecedor de “controles de calidad”. Dicho discurso reparte
prebendas de “legitimidad” o bien las sustrae en función de constructos
ideológicos.
Pero lo
cierto es que la Resistencia a la opresión es un Principio que se
justifica en sí; no podemos hacer depender nuestra solidaridad, del
hecho de filtrar la resistencia popular a través de un tamiz monocolor
del tipo (“Estos novorrusos son X y dignos de internacionalismo”; “Estos
novorrusos, en cambio, son Z y por tanto son el enemigo”, o “son
infiltrados ajenos al pueblo del Donbass”). El pueblo novorruso es la
víctima, y como un solo pueblo (como un solo puño) se defiende.
Se trata de una realidad tan física, concreta y material como ésta: el
pueblo novorruso está luchando para expulsar de su tierra al ejército
ucraniano, quien le está agrediendo con la complicidad de la OTAN y
demás organizaciones internacionales, que asedian y asesinan a la
población rusófona del Donbass.
E. Los
medios oficiales acostumbran a hacerse eco de la versión gubernamental
ucraniana. Según ésta, el ejército de Ucrania trata de abatir una
rebelión armada que intentaría imponerse contra la voluntad mayoritaria
de los habitantes de la región. ¿Es eso cierto?
VM.
Totalmente falso. El levantamiento en armas de los novorrusos es una
reacción defensiva a las agresiones del ejército de Kiev. Después de la
pseudo-revolución del euro-Maidan, el gobierno de Poroshenko llevó a
cabo una operación de castigo/represalia, bajo el eufemismo embellecedor
de “operación anti-terrorista” (ATO), contra los habitantes del
Donbass. Estos últimos no reconocían al gobierno ilegitimo llegado al
poder mediante la violencia y que responde a intereses ajenos y
contrarios a los intereses y necesidades de los habitantes de la región.
Ante esta situación, los novorrusos no han tenido más remedio que
organizarse militarmente para la defensa de su tierra, de su gente y de
sus símbolos, primero como milicias de voluntarios y ahora como ejército
regular.
E. ¿En
qué medida ha podido desarrollarse entre la población una perspectiva
política unificadora que acoja e incorpore la necesidad objetiva general
que Ucrania tiene de liberarse del Régimen de Kiev y de sus
vendepatrias instalados en el Gobierno?.
VM.
Son minoría los opositores al gobierno actual de la Junta y esta
minoría está siendo perseguida fulminantemente. De hecho han
desaparecido periodistas y activistas por informar/actuar en contra de
los intereses de la Junta. Mayoritariamente se le echa la culpa de todas
las desgracias de Kiev a Rusia. Hoy en Ucrania no caben elementos
neutros o voluntades conciliadoras sino que la perspectiva de Kiev pasa
por la desrusificacion de toda Ucrania, sin tener en cuenta la historia.
Y sin tener en cuenta, para empezar, que Kiev fue antigua capital del
imperio ruso. Además me temo que la situación se agravará en el futuro
ya que se ha emprendido un proceso de adoctrinamiento y radicalización
en todas las escuelas de Ucrania.
E. Descríbenos un cuadro de las relaciones sociales y el sistema político emergente en los territorios agredidos.
¿Hasta
qué punto las nuevas instituciones sociales, mecanismos distributivos,
etc., son el producto mecánico de una situación material de emergencia?,
¿y hasta qué punto reflejan una ideología actualmente al Mando, que
consigue prefigurar una vida social, política y decisoria alternativa al
globalismo anglosionista?
VM.
Es evidente que en el pueblo ruso persiste una mentalidad heredada de
la educación socialista y el pasado soviético. También es innegable que
el capitalismo ha conseguido clavar sus zarpas en la organización
económica de la sociedad y hacer mella en el alma del pueblo. Pero a
pesar de ello, el pueblo novorruso mantiene un fuerte espíritu
comunitarista/solidario y de resistencia ante las adversidades. Por
ahora la organización de las instituciones es fruto de una situación de
emergencia. Bajo tal situación, el objetivo prioritario es ganar la
guerra y dar respuesta a las problemáticas de las numerosas víctimas
afectadas por el conflicto. Quién sabe si ganada la guerra se
consolidarán instituciones de carácter socialista que abran brecha en la
hasta ahora hegemonía del capitalismo anglo-sionista, y ello en el
mismo corazón de Europa, dando un ejemplo al resto de pueblos del mundo.
Ojalá así sea…
En
Novorrusia, el pueblo hace suyos los símbolos cristiano-ortodoxos y las
banderas rojas. Al asiento delantero de los taxis, las estaciones de
tren, las escuelas... Éste es un hecho que puede contrariar, sorprender o
repeler a muchos cabezacuadradas que desde aquí imaginan una ideología
política metafísicamente divorciada y sobrepuesta a la cultura y a la
realidad y espíritu del pueblo (narod). Afirmarse ortodoxo en
Novorrusia no es una “toma identitaria de partido” solamente relativa a
creencias posmundanas. Es, en cambio, afirmarse por la lucha a favor de
preservar unos modelos de relaciones humanas que el “liberalismo”
sionista se esfuerza por arrasar en todo el Planeta. Allí se perciben
los restos (naufragados pero pervivientes) de comunidad perdida
enterrada bajo “el individuo” que el anglosionismo pretende imponer como
paradigma antropológico: gente en la calle, que lo había perdido todo,
me ofrendaba iconos, imágenes y retablos religiosos ortodoxos. Y, si yo
intentaba pagárselos con dinero, se ofendían. Pues su creencia sagrada
se vincula a su modo de comprender la vida y el ser humano, y con lo
sagrado no se comercia. El pueblo rebosa ideología-fuerza que oponer al
utilitarismo del “individuo libre” y todos sus siervos kievitas
“pro-occidente”. Por lo demás, el pueblo ha recuperado el comercio no
renovando las licencias a las franquicias del Capital comercial y sus boutiques;
no hay McDonald’s; no hay cajeros; hay sola banca nacional
centralizada; la visión colectivista es directriz en el planteamiento
del transporte, de los esfuerzos…
E. ¿Qué
signos y episodios opresivos gubernamentales ucranianos, de cerco, de
despoblamiento, de agresión, de bloqueo…, destacas a través de tu
experiencia in situ?
VM.
En primer lugar, el bloqueo económico que sufre la región por parte de
Kiev es asfixiante. Kiev tiene bloqueadas las pensiones y ayudas
sociales, y, si no fuera por la ayuda humanitaria proveniente de Rusia,
la situación sería todavía más catastrófica. En segundo lugar, hay que
considerar la constante agresión militar contra la población civil. Los
numerosos desplazados, gente que no puede regresar a sus casas, ya que
está en peligro de ser bombardeada, a la que sumar los huérfanos y la
gente mayor que requiere atención humanitaria, crean un paisaje
dramático. Hay que tener en cuenta que la artillería ucraniana está
constantemente sometiendo bajo fuego de GRADS, obuses, morteros, etc., a
las zonas residenciales (hospitales, escuelas, edificios públicos, todo
tipo de infraestructuras…) donde no hay objetivos militares, con el
claro propósito de amedrentar a un pueblo que ha decidido ser soberano y
resistir hasta las últimas consecuencias. Las fachadas de los edificios
civiles se presentan sistemáticamente ametralladas. Se dispara a las
ventanas tras las que los novorrusos intentan refugiarse y ensayar una
precaria vida doméstica. Las vidrieras se hacen añicos… Se mantienen en
pie las iglesias, donde el pueblo se congrega, se encuentra cara a cara,
se abraza y alimenta su espíritu de comunidad…
E. La
práctica defensiva contra el proceso de etnocidio ha acabado por
alinear, a un mismo lado de la trinchera, y por una cuestión de vida o
muerte, a ideologías dispares e incluso antagónicas en la teoría.
¿Existen
procesos comunicativos, encendidos entre esos variopintos destacamentos
ideológicos, en una senda adquisitiva de mayor comprensión del enemigo
principal de ese pueblo (y de los demás pueblos)?
VM. Por
necesidades de guerra los sectarismos no tienen cabida. La artillería
ucra no distingue entre nacionalistas o comunistas a la hora de matar
novorrusos. Con rectitud, y afortunadamente, los destacamentos de no
importa qué tendencia se han plegado a las órdenes y directrices
impuestas por la Comandancia General, de marcado cariz comunista.
Estallaron disputas incluso de fuego en cierto momento entre
marxista-leninistas y nacionalistas, rápidamente apladadas por el
posicionamiento de unas y otras autoridades militares sobre el terreno,
que llegaron a amenazar con la renuncia de cargos si la concordia seguía
degenerando en trifulca fratricida. Aparte de esto, no hay una
ideología que unifique la resistencia del Donbass, sino más bien la
necesidad de defender esa tierra y la clara identificación del enemigo
común (OTAN, FMI y sus lacayos de Kiev). Comunicación entre los
diferentes grupos existe, pero se da más bien a nivel logístico y por
razones de deficiencia militar. No existe hasta ahora voluntad de llegar
a un sincretismo ideológico que pudiera ser superador de antiguas
divergencias teóricas.
E. Se habla de campos de concentración gubernamentales, deportaciones, torturas, etc. ¿Puede
hablarse de campos de exterminio?; ¿hay una política-guía del
exterminio directriz funcional de esos lugares de internamiento?
VM.
No los hay en sentido estricto, pues esos campos están funcionando para
la retención y el chantaje de prisioneros, las tácticas de intercambio,
la extorsión informativa, etc., así que no están rotando en torno a un
plan de exterminio expreso al interior de esas instituciones de
secuestro. Aun así, existen torturas en ese perímetro, así como
eliminación selectiva de prisioneros. Y, de todos modos, Kiev trata de
convertir a todo el Donbass en un campo de exterminio aéreo, así que es
poco menos que ocioso llevar la discusión al micro-terreno de los campos
del Régimen de Maidan.
E. ¿Qué
registro material de ayuda y apoyo ruso has podido detectar sobre el
terreno? ¿Condiciona y limita, este apoyo, la definición y
funcionamiento políticos de los nuevos poderes populares erigidos sobre
el territorio novorruso?
VM.
Rusia se ha limitado a enviar convoyes de ayuda humanitaria. Hay
soldados rusos que de forma voluntaria han acudido con objeto de ayudar a
las milicias, pero ningún soldado ruso ha sido enviado por el Kremlin a
combatir en el Donbass. De hecho, algunos habitantes del Donbass
reclaman o reprochan a Putin que éste no haya desplegado sus fuerzas a
diferencia de lo que hiciera en Crimea tras el referéndum, ya que
gracias a dicha intervención Crimea goza ahora de una paz y estabilidad
que el Donbass anhela algún día recuperar. Por el contrario, la
colaboración de la OTAN con el ejército ucraniano es evidente, y se
desarrolla a través de apoyo logístico, instructores militares y
armamento. Los movimientos provocadores de la OTAN desplegando armamento
pesado en los países limítrofes con Rusia, tratando así de
amedrentarla, no han surtido efecto. Rusia ha demostrado músculo
militar. Pero también perseverancia y astucia geopolítica, además de la
sincera no-voluntad de entrar en una guerra abierta contra la OTAN;
situación que sería dramática para toda Europa, Rusia incluida, y cuyo
único beneficiario sería la industria armamentística de los Estados
Unidos.
E. Descríbenos la afluencia de solidaridad internacional, combatientes, voluntariado, que has podido percibir en Novorrusia.
VM. Existe
ayuda tanto humanitaria como de voluntarios que han ido allí a
combatir, pero siendo realistas las cifras son irrisorias. Por poner un
ejemplo, durante la Guerra Civil española el número de brigadistas
internacionales ascendió hasta los 60.000 aproximadamente. En el Donbass
a día de hoy sólo se pueden contar por centenares. Esto es un claro
ejemplo de cómo el individualismo, el escaso espíritu de lucha y un
hedonismo exacerbado se han apoderado del alma de los pueblos europeos.
En Europa, una mayoría desconoce la existencia misma del conflicto
(gracias a la implacable labor de los mass-media). Y la minoría que sí
tiene conocimiento del mismo, se limita a “subvertir” la red y poco más.
E. ¿De
qué forma crees que está actuando cierto diagnóstico de “conflicto
inter-imperialista”, manejado y difundido por sectores diversos de la
socialdemocracia primermundista y sus ecos “izquierdistas”?. ¿Explica
dicho diagnóstico cierta inhibición de la solidaridad popular con
Novorrusia y un déficit de claridad social en la toma de partido a favor
de los pueblos y territorios agredidos?
VM.
¿Inter-imperialismo? Para que haya inter-imperialismo se necesita la
existencia de dos imperialismos batiéndose en un escenario específico,
y, que yo sepa, a día de hoy el único imperialismo actuante contra el
Donbass (y contra Ucrania también) es el anglo-sionista encarnado en el
FMI. La OTAN (brazo armado del FMI) tiene mas de 800 bases fuera de su
territorio y ha iniciado numerosas guerras imperialistas desde el final
de la Segunda Guerra Mundial, bajo la premisa de exportar democracia o
intervenir por razones humanitarias (Yugoslavia, Corea, Iraq, Libia,
Siria, Afganistán…). Rusia no posee bases en el exterior de sus
fronteras salvo en Venezuela y Siria, que son de apoyo logístico. Rusia
no ha iniciado ninguna guerra con voluntad expansionista o imperialista.
Por tanto, definir de conflicto inter-imperialista la situación en
Ucrania es una manera de hacerle el juego a la mafia mundialista. Es una
forma de nuevo trotskismo, como siempre perro de los intereses del
imperialismo sionista.
E. Hay
un Hilo Negro que une la Chechenia de los 90 con los chechenos y los
azeríes en Siria o con los mercenarios chechenos asesinando en las filas
del ejército de Kiev, los islamistas chinos colocando bombas en Pekín,
los atentados en Rusia, etc. Si tiramos del hilo, tal vez nos
encontramos con la creación británica imperialista de la Hermandad
Musulmana tras la revolución bolchevique, entre cuyos componentes
centrales se hallaba un fuerte sentimiento rusófobo. Desde el Islam
Político se habla hoy del “lobo ruso”.
¿Qué percepción
hay en Novorrusia respecto de este ligamen entre imperialismo,
“europeísmo” neonazi, dominación internacional sionista y cierto
“islamismo”, con la rusofobia como eje transversal aglutinante?
VM.
La usurocracia internacional “la tiene fijada” contra Rusia y esto se
explica por múltiples factores. El primero remite a un castigo por el
apoyo ruso al gobierno sirio de Bashar al-Assad (recordemos la
integración, en las fuerzas de choque de Pravy Sektor, de centenares de
mercenarios, por ejemplo chechenos, que habían integrado el EI con
anterioridad, o, a la inversa, su integración pos-Maidan en el EI). Otro
factor remite al avance de la unión euroasiática, tan contraria a los
intereses del dominio anglo-sionista. Por último, asistimos a la
resistencia rusa frente a las políticas sociales impuestas por la
progresía internacional, convirtiendo a Rusia en bastión de valores
tradicionales europeos (y humanos en general).
E. ¿Qué
les dirías a algunos de nuestros lectores, quienes puedan albergar
posiciones, bien “neutralistas”, bien “anti-todo”, bien
“ideológico-inmediatistas” (dogmáticas, sectarias,
exclusionistas/exclusivistas…) respecto de la dialéctica ucraniana?
VM.
El infantilismo de la sedicente “izquierda” de la Europa occidental es
asqueante. El dogmatismo debe ser superado en pro de la unión de fuerzas
en contra el enemigo común. Mientras los dogmáticos caen en disputas
estériles y contraproducentes para las perspectivas de victoria del
Donbass y hasta de supervivencia poblacional lata, la gente sigue
sufriendo los ataques del ejército ucraniano. No se trata aquí, en la
realidad, de una lucha entre izquierdas y derechas o entre
independentistas y unionistas. Hay un pueblo con divergencias
ideológicas en su seno, pero que hace frente común a la ofensiva
atlantista y que tiene correctamente identificado al enemigo material de
todo el pueblo.