La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha recibido cientos de miles de dólares de algunos fabricantes de bebidas y alimentos, cuyos productos son conocidos por su nocividad para la salud, informó el viernes la agencia de prensa Reuters.
La Organización Panamericana de la Salud (OPS), que es la Oficina Regional de la OMS para las Américas, encargada, entre otros asuntos, de combatir el problema de la obesidad en México, el mayor consumidor de bebidas con burbujas, recibió 50.000 dólares de la mayor fabricante de bebidas del mundo, Coca Cola; 150.000 dólares de Nestlé, mayor productor de alimentos, y otros 150.000 de Unilever.
Estas donaciones se deben a que la OMS “cuenta con fondos muy limitados”, explicó Boyd Swinburn, colaborador de la OMS y especialista en nutrición, lo que obliga a este organismo de la ONU a asociarse con el sector privado, pero no deja de ser un riesgo para la salud en todo el mundo.
En este sentido, el informe señala que la OMS dedica apenas el 6% de su presupuesto total a la erradicación de enfermedades crónicas debidas a una dieta no saludable, pese a ser la causa del 63% de las muertes.
El pasado junio una investigación del Instituto Nacional de Consumo en Francia reveló, de hecho, la existencia de numerosos sustancias químicas en las bebidas gaseosas de cola producidas por los gigantes Coca Cola y Pepsi.
Entre los principales compuestos nocivos que contienen estas bebidas cabe destacar los “terpenos”, sustancias químicas conocidas por provocar alergias; de hecho la propia OMS había advertido sobre el aumento de casos de alergias producidas tras el consumo de alimentos industriales.
Asimismo, los investigadores demostraron que las empresas de la Coca-Cola y la Pepsi todavía usan en Europa el ácido fosfórico en las bebidas gaseosas de cola. Además, el E150d, un caramelo mezclado con sulfuro de amonio, sirve para dar el color marrón a la Coca-Cola y a la Pepsi-Cola.
E150d es una materia de uso controvertido en los Estados Unidos y que figura en la lista de sustancias peligrosas del estado estadounidense de California por amenazar la salud de la sociedad. Las empresas de Coca-Cola y Pepsi anunciaron que no lo añadirían a las bebidas que se producen en el territorio estadounidense, pero, al no existir tal prohibición en Europa, no alteraron la fórmula en las bebidas gaseosas de cola que ofertan en Europa.
Las investigaciones, asimismo, revelaron la presencia de un alto nivel de azúcar en estas bebidas. Por ejemplo, los médicos y la OMS han calculado que el nivel máximo de azúcar para el consumo diario del hombre es de 100g de fructosa y han advertido de que el exceso puede dañar el metabolismo, provocando enfermedades como la diabetes. Según el estudio, la mayoría de bebidas gaseosas -excepto las bebidas light- contiene más de 100g de azúcar por litro, es decir, 17 terrones de azúcar por litro.
Así pues, el cambalache entre la Organización Mundial de la Salud y estas grandes industrias de bebida y comida revalida ese ingrato círculo vicioso: el dinero que sostiene a estos organismos cuya función última es proteger la salud invalida su propia razón de ser, a sabiendas, valer por la salud de los pueblos contra los intereses de la multinacionales.