Ya en 1993, mientras Mortadelo y Filemón hacían de las suyas, el avión se estrellaba contra las Torres...
esulta que una panda de malísimos árabes, armados de peligrosísimos cortauñas burlaron todos los servicios de seguridad y consiguieron hacerse con el control de cuatro sofisticadísimas aeronaves, a pesar de que no habían llegado a aprender a pilotar ni un aeroplano.
Resulta que, pese a que todas las agencias del mundo habían avisado a la CIA de que iba a suceder tal atentado y que hasta personajes famosos como Benjamin Netanyahu, John Ascroft (entonces fiscal general) o Salman Rushdie (entre un largo etcétera) habían sido avisados de que no volaran a Nueva York aquel día, y no bastando con ello, cientos de judíos y altos ejecutivos de sus respectivas empresas recibieron sus correspondientes SMS de la empresa Odigo avisándoles de que no fueran a trabajar a las torres gemelas aquella mañana. Con todos esos datos y miles de otros, Mortadelo y Filemón, que habían cambiado el servicio de la española TIA a la CIA, no pudieron evitarlo.
Tras una hora de vuelo en sentido contrario al planeado, el primer avión se estrelló contra el mayor centro financiero del Planeta sin que los agentes capitaneados por Mortadelo y Filemón se dieran por enterados. Pero es que pasó otra media hora hasta que se estampara el segundo, sin que Mortadelo y Filemón fueran capaces de interceptar a los agresores.
No bastando con esto, una hora después, un tercer avión capitaneado por los maléficos barbudos se acercó, como si tal cosa, sobre el Pentágono, posiblemente, el lugar más inexpugnable del Planeta, y volvió a hacer blanco sin que ni uno sólo de los sistemas de seguridad que lo protegen se dignara a aparecer, y eso que ya habían impactado los aviones contra las torres gemelas. (Nos podemos imaginar las escenas de los agentes españoles apretando botones y poniéndolo todo del revés).
Aquel día, decididamente, la realidad de Mortadelo y Filemón se apoderó del Planeta. La broma más absurda que una cabeza podría imaginar, se hizo realidad.
Los medios de comunicación de todo el Planeta se creyeron de cabo a rabo esta gilipollez supina. Y la mayor parte de la población. Incluidos algunos de vosotros. Durante años.
Evidentemente, aquellos que idearon esta broma satánica son responsables de lo que ocurrió. Y también, todos los periodistas que, durante años, han faltado al primer axioma del Periodismo. CONTRASTAR LA NOTICIA. Dudar de ella. Dar voz a los que no piensan como la mayoría.
Ellos son responsables. Pero es hora de que cada persona que durante un tiempo se creyó la versión oficial, revise en qué estaba pensando durante todos esos días, semanas, meses y años en los que vivió la Realidad de un tebeo de Mortadelo y Filemón. El sentido de la Verdad de todas las personas que han creído, por un tiempo, una tontería tan grande, estaba claramente distorsionado, casi que enfermizamente, por lo que realmente estaban viviendo en una Realidad delirante.
Es cierto que vivimos en una sociedad enferma, capaz de creerse una gilipollez de este calibre, pero cada uno debe revisar su conciencia y ver en qué otras tonterías mayúsculas está creyendo.
De momento, es lo único que podemos hacer: revisar todas y cada una de nuestras creencias y, sobre todo, dar marcha atrás en el túnel de nuestra memoria y recapitular cómo fue posible que te pudieras creer semejante mentira, quién estaba gobernando la nave de tu mente. Generar una gran catarsis colectiva.
Aunque en España se han publicado este año al menos tres reportajes sobre la versión no oficial (El Mundo, Publico y ABC), los que viven en el delirio siguen teniendo el control de la nave.
Evidentemente, así nos va.
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