Como una persona que trabajó diez años en Madrid, estoy acostumbrado a leer por la mañana periódicos capitalinos. Y toda vez en sus páginas se siente alarma. Sí, en España siempre alguien buscaba el trabajo en su profesión. De vez en cuando, a todos los que viven en esta tierra bendita les afectaba de repente la explosión de precios de alimentos, alquiler, servicios médicos. Sin embargo, si la memoria no me falla, recuerdo la vida cotidiana de los españoles de aquellos tiempos no golpeaba a la gente tan dura y dolorosamente como hoy. Al volver de los viajes al vecino Portugal, a Grecia, a otros países europeos, millones de habitantes respiraban con alivio: de todos modos, ellos vivían mejor que allí. Lo mismo decían millones de turistas extranjeros que volvían de España a casa llevándose no solo modestos regalos. Y hoy, como me escriben y me dicen por teléfono mis viejos amigos, la situación ha cambiado mucho. De modo que El País, El Mundo, ABC no exageran en absoluto la alarma de los españoles. Hoy es ya difícil determinar en cuáles de las autonomías se vive mejor y en cuáles peor. Todos los habitantes se debaten en una situación difícil en cuanto a la búsqueda de trabajo, vivienda, al pago de los servicios médicos y de los profesores, en cuanto a las visitas a las tiendas.
Uno de mis colegas de Barcelona hace poco me ha asombrado con una revelación. Ahora se nos asusta con una sequía y pérdida de la cosecha. Sin embargo, no se puede predecir los caprichos del tiempo, en cambio las pruebas que nos deparan políticos y economistas, nos esperan a diario. Por cierto que para justificarse los líderes conservadores del PP y los socialistas no se cansan de discutir en torno a quién de ellos lleva la mayor responsabilidad por lo acaecido. Creo que el primer ministro Mariano Rajoy, al preparar a sus compatriotas para la ulterior reducción de asignaciones para las necesidades sociales y para el aumento de los impuestos, no podrá adosar por largo tiempo la culpa a los socialistas que abandonaron el poder. Pronto se le pedirá un informe detallado sobre el cumplimiento de las promesas electorales. Con más razón porque el paro este año pasará de los 5 millones de personas. Quiere decir, uno de cada cuatro trabajadores. Escuchen a la economista experta del partido socialista Inmaculada Rodríguez Piñero:
–Por supuesto que el gabinete de mariano Rajoy adopta sus propias medidas, en ocasiones dudosas. Según la nueva reforma laboral, el empleador tiene derecho a despedir incluso al trabajador más experimentado, pagándole una compensación exigua por cada año de trabajo. Recordaré que en el país la mitad de la juventud no tiene empleo. En una palabra, el país vive días difíciles. A los españoles les quedan tan solo esperar…
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